Iniciamos aquí una serie de artículos de información general acerca de los Trastornos del Espectro del Autismo, con el fin de dar a conocer los principales rasgos, características, puntos clave y fundamentos de estos trastornos y lo que les rodea.

Los Trastornos del Espectro del Autismo no se pueden prever en el momento del nacimiento, ya que actualmente no se conoce el modo de detectar síntomas de manera tan prematura. Es por ello por lo debemos estar muy atentos ante las manifestaciones usuales que produce este trastorno, ya que una adecuada detección temprana y su posterior tratamiento e intervención precoz pueden dar como resultado una mejor evolución, pronóstico e inclusión social.

Daremos aquí unas pautas iniciales para alertar de la presencia de algún trastorno vinculado a los TEA. Os recordamos la importancia vital de contactar con vuestro pediatra, neurólogo o cualquier especialista en caso de poseer fundadas sospechas de un TEA.

Los Trastornos del Espectro del Autismo se manifiestan, en mayor o menor medida, en tres áreas diferentes del desarrollo: la interacción social, la comunicación y la falta de flexibilidad en el razonamiento y conductas.

1.- El área social

Aquí se pueden observar diferentes alteraciones que son señales de un posible trastorno autista. Tales como la falta de expresividad facial; el contacto ocular; el poco o nulo interés en compartir o la reciprocidad emocional. Podemos encontrar pautas como la mirada fija en el suelo o  perdida; ausencia de emoción en su rostro; dificultad a la hora de compartir emociones u objetos materiales; o incapacidad para devolver una expresión afectuosa o de cariño. Estas alteraciones pueden manifestarse en mayor o menor medida, ya que otra de las características fundamentales de los TEA es que hay diferentes niveles de gravedad de las alteraciones.

2.- El área de la comunicación

Las señales más comunes son: los problemas a la hora de expresarse, de utilizar el lenguaje así como el desarrollo del mismo o su comprensión. Estas alteraciones pueden tener diferentes escalas de gravedad. En determinadas personas el uso del lenguaje es nulo o mínimo, no son capaces de utilizar el lenguaje, ya sea oral, escrito o gestual. También hay personas con autismo que no tienen ningún problema a la hora de desarrollar el lenguaje pero tienen dificultades a la hora de comprender lo que otra persona le está diciendo, la manera de decirlo o los gestos.

3.- El área de la conducta

Podemos encontrar alteraciones en la conducta, en el comportamiento de las personas con autismo. Es habitual que sean personas reticentes a los cambios; con tendencia a la rutina; uso de rituales y/o movimientos estereotipados.

Los TEA en función de la edad

En principio la edad a partir de la que se puede detectar un Trastorno Autista es a los 18 meses, pero ya a partir de los 12 meses podemos empezar a ver señales que nos pueden hacer sospechar, que no alarmar, pudiendo así tener una detección más precoz.

  • A los 12 meses podemos detectar señales que nos pueden hacer sospechar de la presencia del TEA, tales como la ausencia de balbuceo; la falta de reacción al oír su nombre; la ausencia de gestos, como mostrar objetos; ausencia de rutinas sociales o ausencia de señalamiento digital de cosas que quieren o que les llaman la atención. También es un indicio la ausencia de acción protoimperativa: la acción protoimperativa es la intención que tienen los niños de pedir algo que quieren por cualquier medio del que dispongan, ya sea señalando, cogiéndolo o vocalizando.
    Ante estos indicadores se recomienda no ser alarmistas, pero sí previsores, esto es, sospechar de un posible trastorno y analizarlo con un médico para descartarlo o, en su defecto, tomar las medidas apropiadas.
  • A los 18 meses, estos indicadores van ‘in crescendo’, puede ser un indicio la emisión nula de palabras sencillas ya que a esta edad los niños empiezan a pronunciar palabras. También es un indicador la ausencia de respuesta a órdenes simples a las que están acostumbradas (sentarse, coger un objeto, guardar un juguete…). Por último, la falta de acción protoimperativa pasa a ser una falta de acción protodeclarativa: las acciones protodeclarativas son las conductas que tienen los niños de compartir con otra persona, algo que les gusta o que les parece interesante.
  • A los 24 meses las señales indicadoras de un trastorno del autista son cada vez más llamativas. Lo ideal sería que antes de esta edad ya se hubiera hecho un diagnóstico para salir de dudas. No usar frases espontáneas, que dejan de ser palabras simples y pasan a ser frases de dos elementos, es una de las señales. No hay que confundir la capacidad de repetir frases que escuchan con la espontaneidad para formular una frase. Podemos hallar indicios de autismo si hay una repetida ausencia de contacto visual adecuado, es decir, si les cuesta mantener la mirada o seguir estímulos visuales (mirar lo que está haciendo papá y mirar a papá, como preguntando: “Papá, ¿Qué haces?”); si no comparten intereses con otro niños o con los padres y prefieren jugar o estimular esos intereses solos; la ausencia de juego simbólico así como la ausencia de imitación social.

Especial atención:

Hay que poner especial atención a varios puntos que nos pueden indicar una tendencia hacia el autismo durante el crecimiento de un niño:

  • Hay que ser especialmente atento en situaciones de pérdida a nivel comunicativo o social, es decir, acciones como dejar de hablar, de jugar con otros niños o con los padres etc. En estos casos en los que de repente el niño deja de hacer algo que ya realizaba se debe dar una respuesta urgente de diagnóstico.
  • Hay que prestar atención a las posibles apariciones de dificultades comunicativas, ausencias más que alteraciones. Se puede observar si le cuesta expresarse, si mantiene un tono carente de emoción y/o monocorde o incapacidad para comprender algo que se le diga.
  • Las dificultades sociales, es decir, dificultades en las relaciones con los demás. Conviene observar si le cuesta relacionarse con niños de su edad, si prefiere estar con adultos o si sus intereses son fijos y no permiten la entrada de intereses o aficiones novedosas.
  • Por último hay que estar atentos a los casos en los que el/la niño/a tenga sus intereses muy restringidos, esto es, obsesión con sus centros de interés y siendo muy restrictivo con los demás, no queriéndolos compartir.
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