Las estereotipias o «stimming» (movimiento repetitivo) son habituales en personas con trastornos del espectro del autismo como medio para calmarse o demostrar que están entusiasmados.

Las personas con autismo tienen todos sus sentidos mucho más sensibles,  lo que sumado a  la frustración que les origina el no poder entender determinadas situaciones y comunicar sus necesidades a los demás puede originar sobre todo dos tipos de reacciones: la rabieta o la estereotipia, aunque también nos podemos encontrar con autolesiones, ecolalias, o autoestimulaciones.

Las estereotipias, que es el tema que nos ocupa, son repetitivas y se trata de comportamientos tipificados que no parecen servir para ninguna otra función que la gratificación sensorial. Cualquier movimiento repetitivo o «stimming» (como balancearse o aletear manos) hace que la mente se «bloquee» ante los estímulos externos, lo que les proporciona senación de control, placer y relajación.

estereotipias

Ejercicio para comprender la autoestimulación en las personas con TEA

Un buen ejercicio que podéis poner en práctica si queréis  comprender qué siente una persona con autismo es  que, sentados en una silla, la inclinen  hacia atrás  y se queden mirando fijamente a un foco sin pensar en nada. Luego comenzáis a meceros lentamente, de forma metódica y repetitiva. Si habéis realizado estos ejercicios comprobaréis como la mente se relaja y hasta os sentiréis  descansados.

¿Por qué se deben trabajar estos comportamientos repetitivos?

Las estereotipias, aunque inicialmente consiguen calmar a las personas con TEA, es como la hiperventilación, tras haberla iniciado marea, irrita y/o crea ansiedad.

Es recomendable trabajar estos comportamientos por las siguientes razones:

1- Interfieren con la atención. Cuando una persona se centra en la estereotipia, su atención se enfoca en este comportamiento que esta teniendo y la persona no procesa información importante, interviniendo en el aprendizaje.

2- Son altamente reforzantes y hacen menos atractivos los refuerzos que se les puede ofrecer externamente de cara a alcanzar otro tipo de conductas más adaptativas.

3- Afectan a las relaciones sociales.

Algunos ejemplos de «stimming» son el balanceo, la agitación de manos o aleteo, el tarareo, las palmadas, la manipulación de un objeto y saltar hacia arriba y hacia abajo. Estos comportamientos no son dañinos pero, como decimos,  pueden interferir en el aprendizaje y afectar a las relaciones sociales.

¿Cómo modificar este tipo de comportamientos?

Hoy compartimos con vosotros algunas indicaciones para intentar reducir este tipo de comportamientos. Como cualquier problema de comportamiento, existen varias estrategias que se pueden emplear. Los procedimientos para administrar los comportamientos pueden separarse en estrategias “Pro-activas” y Reactivas”. El acercamiento más efectivo es una combinación de ambas.

  • Las estrategias Pro-activas le enseñarán comportamientos alternativos que están diseñados para dar al individuo una satisfacción similar a la de la auto-estimulacion. La identificación del comportamiento de reemplazo debe basarse en la identificación de la función del comportamiento autoestimulatorio y ser lo más parecido a éste, en la medida de lo posible, pero mucho más funcional y adaptativo.
  • Los métodos Reactivos serán diseñados para reducir la estereotipia, disminuyendo o eliminando el reforzamiento, construyendo un coste a la respuesta y proveyendo un refuerzo de comportamientos alternativos.

Otras recomendaciones más concretas podrían ser:

1.- Intentar orientar su atención. Cuando la persona con TEA comience con el «stimming» intenta captar su atención con otra cosa. Por ejemplo si agita las manos o da palmadas, puedes ofrecerle algo que se las mantenga ocupadas. Si le gusta saltar apuesta por un paseo a buen ritmo. Intenta llevar contigo alguno de sus objetos o juguetes preferidos para que pueda servir de distracción en un momento dado.

2.- Proporciona un momento específico de «estimulación». Dedica un «momento de estereotipias» dentro de la rutina diaria de la persona con TEA, enséñale cuándo, dónde y durante cuánto tiempo hacerlo. Esto ayudará a reducir la «estimulación» inadecuada. Por ejemplo cuando tenga sobrecarga sensorial puedes proporcionarle entre 10 y 15 minutos de estimulación. Un buen momento podría ser después del colegio, tras una actividad extraescolar o después de realizar alguna otra actividad.

3.- Intenta reducir los elementos estresantes de su entorno. Muchas veces los comportamientos repetitivos son provocados por situaciones que estresan a la persona con TEA. Debes conocer lo que le pone nervioso e intentar minimizarlo en su entorno. Eliminar las cosas que le estresan reducirá su necesidad de estimulación.

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